Desde tiempos
inmemoriales las catedrales españolas han sido fuente de innumerables muestras
de reconocimiento por su valor artístico pero sobre todo su pulcritud
arquitectónica, sin embargo, existe una que sobresale de las demás por su
importancia, la catedral de Santiago de Compostela.
Claro, no se
pretende demeritar a las demás, pero basta mirar un momento la catedral para
sentirse enganchado por sus formas. Una pieza magistral que vio la luz en el
lejano año de 1075 y ha sufrido gran cantidad de remodelaciones para seguir de
pie y expectante ante la mirada de todos los visitantes.
Es uno de los
recintos religiosos más grandes de Europa, con 97 metros de largo, pues no sólo
se encuentra en la capital de Galicia, también alberga los restos del apóstol
Santiago, así que recibe millones de visitantes en todo el mundo.
Su fachada
principal fue edificada en el periodo barroco, a la que se accede por medio de
una escalera renacentista y que si miras hacia arriba podrás observar las
campanas que la hacen única.
El escultor
Mateo fue el encargado de realizar los relieves y efigies de piedra del
interior de la catedral en el 1200 que alberga en su interior quince capillas y
dos coros. Además cuenta con un claustro cuya edificación pertenece al periodo
gótico y en su interior se encuentra el archivo-biblioteca de la catedral.
Muchos
maestros participaron en la creación y edificación de esta pieza magistral de
la arquitectura antigua que ha perdurado con el andar el tiempo y sigue vigente
a pesar de los años.
Abraham
Cababie Daniel
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