Considerada
alguna vez como una de las siete maravillas del mundo aún hoy sigue siendo, sin
duda alguna, a pesar de los años y de los edificios modernos que ahora se erigen
por todo el orbe, una obra representativa de belleza arquitectónica que seguirá
trascendiendo con el pasar de los años.
No
puedo hablar de otra construcción que no sea el Taj Mahal, pues aquellos que han
tenido el privilegio de contemplarlo ―e incluso los que no lo han hecho―, se
deslumbran de inmediato con sus cúpulas fantásticas donde descansa una bella historia,
motivo principal de su monumental edificación.
Se
cuenta que Sha Jahan, gobernador mongol de la India en el lejano año de 1612, contrajo
matrimonio con Mumtaz Mahal, una doncella de sangre real. Al morir su amada 20 años
después de contraer nupcias, fue tal la pena del gobernador que mandó a construir
el Taj Mahal como un homenaje póstumo a su idilio, un monumento que simbolizara
la devoción que tuvo por ella y que fuera un recordatorio permanente de la presencia
de su esposa en su vida, y así fue que surgió el mausoleo más soberbio del que
se tenga memoria.
De
esta forma, y después de dos décadas de trabajos forzados, se edificó lo que a la
postre se convertiría en una de las maravillas del mundo realizadas por las
manos del hombre. Como dato curioso puedo decir que los planos de su construcción
fueron diseñados por un consejo de arquitectos procedentes de India, Persia y Asia
central, pero ninguno de ellos lograba satisfacer las demandas del líder mongol
quien encabezó y supervisó de forma general los trabajos, y que posteriormente
mandó a cortar los brazos de los obreros que hicieron posible este sueño de
mármol para que nunca se erigiera otro igual. Sobre tal punto dicen los libros de historia que en su levantamiento, y durante los 22 años que
duró el proceso, participaron más de 20 mil trabajadores.
Uno
de los aspectos más sobresalientes, además de sus cúpulas de mármol, es su jardín
alineado de forma perfecta. Vale la pena recordar que en ese entonces la importancia
por la exactitud de las proporciones era vital y por ello es que su disposición,
de norte a sur, posee un rectángulo perfecto cuyo eje principal se extiende desde
la puerta de entrada hasta la tumba de Mahal. Este elemento aumenta la perfección
arquitectónica del lugar y su principal intensión era emular a los mitológicos Campos
Elíseos donde las almas de las personas virtuosas han de pasar una eternidad
paradisiaca bajo el sol, en medio de paisajes verdes siempre floridos y por el cual,
según el emperador, debió haber deambulado su amada en el tránsito a la otra vida.
Se
cuenta que Sha Jahan culminó sus días encarcelado por uno de sus hijos quien le
concedió la gracia de una sola ventana en su celda desde donde podía observar
las cúpulas del legado que, sin pensarlo, heredó a la humanidad y que aún hoy
se conserva de pie, por eso es que desde su encierro hasta el final de su vida
no dejó de admirar el monumento de su desmedida pasión, de ahí que la única
modificación ostensible consistiera en que al morir, Sha Jahan fue enterrado
junto a su esposa propiciando la única ruptura de la perfecta simetría que
guarda en su estructura el inigualable Taj Mahal.
Abraham
Cababie Daniel
0 comentarios:
Publicar un comentario