La
problemática que existe en el mundo sobre el cambio climático no es un tema que
debemos dejar de lado. Las futuras generaciones necesitan que nosotros,
habitantes del planeta, creemos nuevos paradigmas y niveles de conciencia que
ayuden a posicionar nuevas ideas en pos de una nueva ruta. Una más verde.
Por ello, han
surgido términos como “arquitectura sustentable”, la cual se ha posicionado en
la imaginaria de nuevas mentes en la creación de proyectos que sean amigables
con la naturaleza además de servir como sedes que satisfacen las necesidades de
la población.
Existen edificios
sustentables que han ido ganando terreno en distintas ciudades del mundo y se
han convertido en joyas urbanas y modernas que hacen eco, se replican y
solidifican un futuro cada vez más próspero.
Sin embargo,
poco se ha escuchado de los parques sustentables, que como su nombre lo dice,
son diseños enfocados a no causar daño al entorno natural y ser la fuente de
esparcimiento de las personas que acceden a ellos.
Existe en
especial uno en los Países Bajos que me gustaría destacar, el parque Wikado, en
Róterdam. No debemos olvidar la relación que esta nación ha tenido con el
viento, desde tiempos inmemoriales los grandes molinos han sido fuente de
energía únicos en distintos puntos del país.
Lo que
distingue al parque Wikado es la relación que éste tiene con el viento. Ideado
y construido para niños, el sitio se formó a base de turbinas de viento, las
cuales han sido adaptadas para diversión de los pequeños y rendir tributo a uno
de las fuentes de energía más importantes en los Países Bajos.
Resbaladillas,
sube y baja, un laberinto, y demás elementos de diversión ideados a partir de
materiales renovados y turbinas de avión inservibles. Un ejemplo sin duda de
creatividad holandesa. Creatividad que no solo brinda un elemento de diversión
a sus habitantes más pequeños, sino que actúa como un defensor del medio
ambiente al promover construcciones sustentables.
Abraham Cababie
Daniel.
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