Sé que en otras
ocasiones me he referido a las construcciones en cuanto a qué tan complicada o
innovadora resulta ser su estructura en aras de romper con los estándares de lo
que ya se ha hecho. Pero hay otra forma de llamar la atención con el trabajo
realizado y es agregando elementos que rompan con una aparente armonía o
concepto.
Eso es
justamente lo que me encontré en el Polygone Riviera, un hermoso centro
comercial en Francia. Sí, sé que podrían pensar en qué puede tener de hermoso
un montón de tiendas si de esas hay por doquier. Pero, como ya lo vimos cuando
visitamos Garden Santa Fe, se pueden hacer cosas interesantes con un centro
comercial a tal grado que no se siente la necesidad de comprar algo.
Regresando a
nuestro protagonista del día, en el corazón de Côte d’ Azur, vamos a ver un
edificio que si bien no es grande sí es algo notable y digno de admirar unos
minutos: un cubo es partido casi por la mitad para ser interrumpido por la cara
de un hombre, como si un gigante estuviese
emergiendo del edificio.
Se pueden ver
claramente rasgos como sus ojos, su nariz, un poco de pelo y las orejas, pero
no hay una expresión clara, dando un aire un tanto místico, por otorgarle un
adjetivo.
El resto del
lugar no es menos bonito ni palidece a su lado, todo lo contrario. Todo el
lugar es recorrido por un río artificial, mismo por el cual se puede cruzar a
través de seis puentes y se le da una gran importancia a las áreas verdes, con
lo que se puede pensar que las tiendas son solo una manera de enmarcar el
lugar.
Este mall es un
ejemplo de lo mucho que se puede hacer si se piensa en que este debe de ser un
lugar agradable para pasear antes que nada.
Abraham Cababie
Daniel.
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